Los ocho grandes problemas que amenazan a los jóvenes españoles.
Paro, fracaso escolar, subcualificación, malos hábitos, unas pensiones tardías... el escenario para los jóvenes españoles es malo y la tendencia es a empeorar
La crisis económica también es una crisis política y valores, también social, educativa y de estructura nacional. Pero ¿quiénes van a salir peor parados? ¿quiénes están ya sufriendo las consecuencias de una sociedad que coarta sus necesidades de crecimiento, de desarrollo, de emancipación personal?: los jóvenes.
Los grandes problemas a los que se enfrentan los jóvenes cuando tienen que dejar el hogar paterno son numerosos y no plantean un panorama nada halagüeño. Repasamos los ocho problemas que amenazan a nuestros jóvenes.
1.- El paro juvenil. La tasa de paro juvenil en España está alcanzando cotas verdaderamente preocupantes: uno de cada cuatro jóvenes está en situación de desempleo. De hecho, la tasa llega al 33,6% y ya suma la cuarta parte del paro juvenil de la eurozona, según los datos hechos públicos por Eurostat el pasado 23 de julio de 2009.
En el conjunto de la zona euro, el desempleo entre los ciudadanos con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años alcanzó en el primer trimestre de 2009 los 3,11 millones de personas, lo que supone una tasa de paro juvenil del 18,4%; mientras que en España este desempleo alcanzó la cifra de 789.000 personas.
2.- Los ‘ni-ni’. Ni estudian ni trabajan, así se conocen al sector de jóvenes que no ha conseguido acceder al mundo laboral pero tampoco está formándose para acometer su vida laboral porque ya los ha realizado o porque pretende iniciar su incursión en un trabajo.
España presenta uno de los porcentajes más elevados de adolescentes o jóvenes que ni estudia ni trabaja. Este hecho disminuye también la edad de incorporación a la delincuencia
miércoles, 10 de marzo de 2010
El Aborto.
Los Obispos de Españareiteran que los católicos no pueden apoyar el aborto.
El Director de la (CEE) escribió una carta al director de un diario local en la que responde a algunas declaraciones del Presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, y en la que recuerdan que los políticos católicos no pueden apoyar el aborto y si lo hacen no deben recibir la Eucaristía.
Supone un serio retroceso en la protección de la vida de los que van a nacer.
Impone en el sistema educativo la propaganda del aborto.
Católicos, además, tampoco pueden hacerlo en virtud de la coherencia con la propia fe.
No fueron admitidas a la Sagrada Comunión, personas que públicamente habían dado su apoyo o su voto a una ley que no protegía de forma adecuada el derecho a la vida de los que van a nacer.
Válida en todo el mundo para cualquier católico con independencia de filiaciones políticas.
El Director de la (CEE) escribió una carta al director de un diario local en la que responde a algunas declaraciones del Presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, y en la que recuerdan que los políticos católicos no pueden apoyar el aborto y si lo hacen no deben recibir la Eucaristía.
Supone un serio retroceso en la protección de la vida de los que van a nacer.
Impone en el sistema educativo la propaganda del aborto.
Católicos, además, tampoco pueden hacerlo en virtud de la coherencia con la propia fe.
No fueron admitidas a la Sagrada Comunión, personas que públicamente habían dado su apoyo o su voto a una ley que no protegía de forma adecuada el derecho a la vida de los que van a nacer.
Válida en todo el mundo para cualquier católico con independencia de filiaciones políticas.
El Problema de el Condon.
La Iglesia sostiene que el condón favorece el aumento del problema del Sida.
Los preservativos, lejos de ser la principal arma en la lucha contra el sida, contribuyen a expandir la enfermedad. Esa es la peligrosa teoría que mantiene la Iglesia católica y que ayer se encargó de recordar su cabeza visible, el papa Benedicto XVI, en su primera visita como pontífice a África, el continente en el que la enfermedad roza los niveles de plaga al matar diariamente a 6.000 personas. Para el Papa, los condones sólo suponen "aumentar los problemas".
MENSAJE DE CUARESMA 2010
LA JUSTICIA DE DIOS SE HA MANIFESTADO POR LA FE EN JESUCRISTO. Rm 3,21-22Justicia: “dare cuique suum”
Me detengo, en primer lugar, en el significado de la palabra “justicia”, que en el lenguaje común implica “dar a cada uno lo suyo” - “dare cuique suum”, según la famosa expresión de Ulpiano, un jurista romano del siglo III. Sin embargo, esta clásica definición no aclara en realidad en qué consiste “lo suyo” que hay que asegurar a cada uno. Aquello de lo que el hombre tiene más necesidad no se le puede garantizar por ley. Para gozar de una existencia en plenitud, necesita algo más íntimo que se le puede conceder sólo gratuitamente: podríamos decir que el hombre vive del amor que sólo Dios, que lo ha creado a su imagen y semejanza, puede comunicarle. Los bienes materiales ciertamente son útiles y necesarios (es más, Jesús mismo se preocupó de curar a los enfermos, de dar de comer a la multitud que lo seguía y sin duda condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de seres humanos por falta de alimentos, de agua y de medicinas), pero la justicia “distributiva” no proporciona al ser humano todo “lo suyo” que le corresponde. Este, además del pan y más que el pan, necesita a Dios. Observa san Agustín: si “la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo... no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios”
Me detengo, en primer lugar, en el significado de la palabra “justicia”, que en el lenguaje común implica “dar a cada uno lo suyo” - “dare cuique suum”, según la famosa expresión de Ulpiano, un jurista romano del siglo III. Sin embargo, esta clásica definición no aclara en realidad en qué consiste “lo suyo” que hay que asegurar a cada uno. Aquello de lo que el hombre tiene más necesidad no se le puede garantizar por ley. Para gozar de una existencia en plenitud, necesita algo más íntimo que se le puede conceder sólo gratuitamente: podríamos decir que el hombre vive del amor que sólo Dios, que lo ha creado a su imagen y semejanza, puede comunicarle. Los bienes materiales ciertamente son útiles y necesarios (es más, Jesús mismo se preocupó de curar a los enfermos, de dar de comer a la multitud que lo seguía y sin duda condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de seres humanos por falta de alimentos, de agua y de medicinas), pero la justicia “distributiva” no proporciona al ser humano todo “lo suyo” que le corresponde. Este, además del pan y más que el pan, necesita a Dios. Observa san Agustín: si “la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo... no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios”
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